29 de mayo de 2006

Para mi nuevo sobrino

¡Bienvenido a este planeta! Llegaste en mayo, mes de las flores, en plena primavera. Tu madre amamanta tus sueños y tu padre vela cada suspiro. Toda la familia, esta extensa familia esperó con paciencia nueve meses para que al fin, un día, sonará el teléfono y escuchásemos: nació Martín.
Te podemos ofrecer amor y más amor. ¿Qué te ofrece el mundo? Caos pero también esperanzas.
Te esperan largas jornadas de relatos familiares e historias de cada uno de tus paises porque traes la fortuna de ser de aquí y ser de allá, pero jamas olvides tus raices, ellas te darán fuerza, coraje y pertenencia para ser ciudadano del mundo.
Muchas batallas emprenderás y ya ganaste una: ser y estar bajo los rayos del sol y en brazos de una abuela y la mirada atenta de las tías, los tíos y primas y primos a granel.
Aprenderás a caminar y a escudriñar rincones. Nunca dejes de hacerlo. Ahonda en el conocimiento pero vive, vive la vida, siente la lluvia, huele las flores, siente los pájaros y sobre todo la alegría y el dolor de tu vecino, tu amigo, tu amiga, tu gente cercana y lejana. Escucha tu corazón.
Martín, con tanto amor, aprenderás a amarte y a amar.
Te quiere
la tia abuela

22 de mayo de 2006

Colombia ¿Quién ganará?

Cuentan mis amigas y mis amigos que Colombia está que arde y no se sabe que puede pasar el 28 de mayo día de las elecciones presidenciales. Desde Cali, escribió mi amigo Jorge que hace unos días los indigenas y ejercito tuvieron un enfrentamiento
en la panamericana, entre Popayan y Santander de Quilichao. y ¿Cómo pudo ser ese enfrentamiento? ¿Palos contra fusiles? En la actual Colombia todo es posible.
Dora, una profesora de la Universidad del Valle me comentó que en Cali, profesores y
estudiantes se han tomado 5 colegios que estan que se caen por la desidia del gobierno de Álvaro Uribe
Los trabajadores de la justicia, desde el jueves pasado, están en paro.
Estudiantes y profesores de la Universidad de Antioquia denuncian
amenazas de las Autodefensas Unidas de Colombia. ¿Acaso no están demovilizadas? ¿Acaso no entregaron las armas?
Y desde Manizales, Manuel, estudiante de la Universidad de Caldas, dice que "el rancho está ardiendo, la audiencia crece".
No puedo juzgar por las encuestas porque los uribistas dicen tener el 54% y los gavirists el 30 %. Esperemos hasta el 28 de mayo para ver si se cumplen las palabras del candidato del Polo: Darle la oportunidad a Uribe, de una segunda vuelta.

Con afecto y desde Amsterdam
José Luis

15 de mayo de 2006

Las otras caras de México*

Queridas amigas:
Os envío algunas fotos que sirven para eliminar los estereotipos sobre la imagen de México como un país inseguro o/ y corrupto y del mariachi y el tequila.
El domingo me fui como "simple" turista a hacer fotos y pasear para enviarles a "ustedes" una imagen más acorde con la realidad.
Porque lo cierto es que hacía tiempo que no me sentía tan segura, feliz, tranquila y plena como aquí. Este es un pais maravilloso, diverso, con muchos
contrastes cuyas gentes saben vivir muy bien. México son muchos méxicos: pero sobre todo es lugar hospitalario, especialmente con los extranjeros,
con los españoles en particular, (recuerden que aquí vinieron los exiliados de la guerra pero muchos inmigrantes buscando una opción de vida). Esa hospitalidad se nota en las miradas, en los gestos, ¿cómo te puedes sentir mal en un país en el que si vas a la tiendita de la esquina te dicen "que le vaya bonito señorita. Que tenga un buen día señorita. Que le vaya bien. O cuídese, bienvenido a México, ojalá y se sienta bien aquí con nosotros ...señorita o señor".
México es el subcomandante Marcos y toda la violencia que se
está desatando en los últimos meses y que pasa desapercibida en esa España que se mira el ombligo y atrapada por las riñas provincianas de nuestros políticos y la tremenda especulación urbanística. México es el país de la naturaleza exhuberante, de la buena plática con los buenos amigos, de la sensualidad, de la magia poderosa de los narcorridos que en una canción son capaces de condensar cientos de páginas como la Reina del Sur, de los contrastes, de la Universidad Autónoma Nacional (la UNAM) una de las 17 mejores universidades del mundo, de la corrupción, de la cultura de la ilegalidad, del petróleo, de la amistad para siempre, de las ficheras, del consumismo exacerbado, de los mariachis, del sol espléndido cada día, del ahorita...
del mural más grande del mundo -hecho por Siqueiros en los 70 en un auditorio que ya hubiera querido Madrid o Barceloona en esa´época, del auditorio
nacional, del racismo, el malinchismo (La Malinche, la
amante india de Cortés que ha dado nombre a una actitud tradicional de los mexicanos que es valorar más a lo que viene de fuera, al extranjero, que a lo propio), de las campañas electorales de un año....

Con cariño Belén

*Enviada por la periodista Belén Merino

8 de mayo de 2006

Carta de William Ospina al maestro Carlos Gaviria*

En estos días me vino a la mente la imagen de una casa abandonada, esa casa que está en la memoria de todo colombiano, y hoy sobre todo en la memoria de tres millones de desplazados
En estos días me vino a la mente la imagen de una casa abandonada, esa casa que está en la memoria de todo colombiano, y hoy sobre todo en la memoria de tres millones de desplazados. Mientras la recorría en mi imaginación, paredes manchadas, techos desvencijados, hierba invadiendo los corredores; me pareció oír la
letra de la canción: "Ya no vive nadie en ella, y a la orilla del camino silenciosa está la casa / se diría que sus puertas se cerraron para siempre, se cerraron para siempre sus ventanas".
Sentí que esa vieja historia de la casa perdida, que es la historia de Colombia, lleva ya demasiado tiempo repitiéndose, y una vez más me dije con tristeza: "Esto tiene que cambiar".


Hoy he estado leyendo el programa de gobierno que usted y el Polo Democrático nos proponen a los colombianos, y pienso que debería ser repartido masivamente, en folletos, que debe llegar a todas las
manos, porque tal vez no habrá mejor propaganda, en el sentido noble del término, para su campaña, que esa serena exposición, tanto de lo que se proponen hacer usted, Patricia Lara y el resto de su equipo cuando lleguen a la Presidencia, sino de las razones por las cuales esos propósitos son necesarios.

Toda persona sensata entenderá la necesidad de los cambios que usted propone. Pero muchos todavía no conocen ese programa, y es necesario un ejercicio pedagógico insistente y muy amplio para que nadie se quede sin enterarse de sus propuestas, para que cada quien pueda tomar una decisión serena ante las elecciones que vienen. Hasta hace poco, muchos pensábamos que su candidatura no tenía posibilidades. No por sus calidades personales, pues pocos candidatos pueden mostrar una alianza de conocimiento, firmeza de principios, claridad en sus convicciones, elocuencia, cordialidad, y correspondencia de sus actos como juez y parlamentario con las
ideas que ha defendido siempre, sino porque aquí nos han acostumbrado a pensar que sólo los dueños radicionales del poder pueden llegar a la dirección del Estado, y que alguien que procede de sectores populares, y se identifica con ellos, no estaría en condiciones de manejar un país lleno de intereses privados, de
fuerzas de presión y de intimidación, violencias e intolerancias. Yo incluso llegué a pensar que, frente a la tarea principal del Estado colombiano, que es la negociación política con los ejércitos al margen de la ley, para desmontar por fin esta guerra que nos arruina y nos degrada, sólo los dueños tradicionales del país
podrían manejar ese proceso. Ahora pienso que tal vez sólo un movimiento político distinto de los partidos tradicionales (el de Uribe está compuesto por los mismos partidos tradicionales con nombres cambiados), un triunfo de grandes mayorías, estaría de verdad en condiciones de celebrar un pacto pacificador con todos
esos grupos ilegales, que son fruto de la irresponsabilidad de los viejos poderes, precisamente porque representaría la voluntad renacida de un país que fue destituido tantas veces de su iniciativa política por el poder de castas, grupos de influencia y privilegios de todo orden, y excluido de las decisiones.

Hemos tardado mucho en aprender que el país es de todos y que tenemos que saber actuar como sus dueños legítimos. Porque lo malo no es que los poderosos y los privilegiados se sientan voceros únicos del país y de su destino, y se indignen cuando el resto de la población pretende ejercer su soberanía: lo grave es que los
demás nos dejemos influir por esa escandalosa impostura, y lleguemos a creer que de verdad el país no nos pertenece, que jamás nos dejarán acceder al poder, como si un pueblo tuviera que pedir permiso para ser dueño del país que le ha concedido el destino.

A mí me gusta además la serenidad de su propuesta. Usted es un hombre elocuente, pero no lo atrae la oratoria tremendista que ya cumplió su papel en la historia de Colombia. Usted parece decirnos que es la hora de la fuerza tranquila, para refutar las prevenciones y los prejuicios, y para contrastar con todos los que creen que la violencia es la solución de nuestros problemas. Frente al actual presidente, irritable y autoritario, que siempre responde con una voz trémula, crispada y ceremoniosa, es importante que el discurso sea sereno, que no enunciemos a la firmeza pero tampoco a la cortesía, porque el colombiano, como decía Borges de los compadritos argentinos, aspira a la finura. Es proverbial nuestro respeto por el lenguaje, aquí se valora la elegancia de los gestos, y no hay mejor respuesta que la serenidad ante los energúmenos que todo lo manejan con rudezas e intimidaciones. Colombia debe aprender a ser una fuerza tranquila.

Punto por punto comparto su programa de gobierno. Tal vez sólo falta en él un énfasis especial sobre el papel de la cultura, ya que los males de Colombia son sobre todo males culturales. ¡Cuánto no se habría hecho dedicando a procesos culturales y educativos siquiera una décima parte de lo que se ha derrochado estérilmente en guerras! Me parece importante recordar que somos un país de individuos, que en eso consistió siempre y
seguirá consistiendo nuestra fortaleza, pero que los excesos de ese individualismo, por el desamparo en que ha crecido aquí cada ciudadano, por las adversidades que nos han hecho tan competitivos, son también causa de muchos de nuestros males.

Hoy Colombia requiere un mínimo sentido de comunidad. No la idea fracasada de un colectivismo que ahogue lo individual, sino la idea de un sentido de comunidad que permita formar una fuerza civilizatoria sin anular la iniciativa de los individuos.

A eso lo llamaría yo un camino colombiano al desarrollo. Individualidades vigorosas y libres, unidas por un propósito común. Yo sé que usted comprende estas cosas, porque su formación intelectual, nutrida de ciencia jurídica y de humanismo literario han desarrollado su amor por las virtudes más profundas de la civilización, por las ciencias que interrogan al mundo y por las artes que lo celebran, lo embellecen y lo dignifican, pero también
han alimentado en usted un espíritu crítico, hijo de la sonrisa cáustica de Voltaire, de la inteligencia de Marx, de la lúcida ironía de Nietzsche, de una sensibilidad social que alía lo más generoso del cristianismo con lo más lúcido de la Ilustración.

Ya va siendo hora de que llegue a Colombia la modernidad, no bajo su forma brutal de cemento y de humo, de prisa y de neurosis, sino bajo la forma de principios de igualdad y de dignidad, de respeto por la diferencia, de freno al egoísmo, de prioridad en la defensa de los más frágiles, de dignificación del trabajo. La democracia no
sólo como el poder de las mayorías sino el respeto por las minorías, todos esos principios de los que se ha burlado hasta ahora el poder de los privilegiados y de los potentados, y de los que se sigue burlando el poder de las mafias y de los criminales.

Como lo prueba el respaldo que su candidatura tiene entre los más sensibles de nuestros empresarios, aquí todo ser inteligente sabe que el país no puede seguir siendo gobernado por la codicia, la insensibilidad y la torpeza. Sólo el imperio de una ley justa y general puede librarnos de este caos de poderes arbitrarios y de influencias ocultas manejando la agenda de los gobiernos. Necesitamos el orgullo de una soberanía inalienable, la consciencia elemental de que somos parte de un continente y de que tenemos
tareas que cumplir en él.

Sé que usted tiene la principal virtud que yo exigiría de un gobernante: el que sea incapaz de alegrarse por la muerte de un colombiano, por la muerte de un ser humano. Hace poco vi en un periódico una fotografía en la que el ejército nacional exhibía los cadáveres de unos delincuentes dados de baja, con un letrero obsceno en el que decía que aquellas bajas eran un premio que Dios concedía a la persistencia de los guerreros. Ya nos duele hasta la médula ver que hablan en nombre del país los que creen que es lícito alegrarse porque murió un muchacho de las guerrillas, de los paramilitares, del ejército, o cualquier humilde delincuente de las barriadas al que no fuimos capaces de brindarle otro destino.

Por último, Carlos, no es la menor de las motivaciones para votar por usted su amor por la cultura popular. Ese otro saber, el de las canciones que le he oído cantar en noches de fiesta, y que revelan en usted a un colombiano del común, a un hombre sencillo que cree en la sabiduría que brota de los labios de los humildes. Porque un gobernante en una democracia no se puede sentir superior a aquellos a quienes gobierna. Walt Whitman decía que la democracia es un orden donde no son los ciudadanos los que se inclinan ante el
presidente, sino el presidente el que se inclina ante los ciudadanos.

Pero usted y Colombia necesitan el triunfo de una mayoría verdadera. No una mayoría meramente numérica sino vigilante y activa. Millones de ciudadanos llenos de convicción y de esperanza, capaces no sólo de elegir a un gobernante sino de apoyarlo, de defenderlo, de respaldar su gestión si es acertada, de impugnar su gestión si es equivocada, y de hacerle frente a las muchas conspiraciones que el egoísmo y los privilegios saben esencadenar
para impedir que algo cambie. Ojalá llegue ahora ese triunfo, no sólo estadístico sino filosófico y político. Pero no importa que no sea así.

El modelo que se impone hoy en Colombia está destinado al fracaso porque es una vez más el proyecto de unos cuantos. Mucho me temo que a Álvaro Uribe su proyecto político se le va a deshacer entre las manos, y eso me duele, porque su fracaso traerá mucho dolor todavía para los colombianos. Pero el que nosotros tenemos el deber de construir, en elecciones y fuera de ellas, antes de las elecciones y después de las elecciones, es el proyecto de rescatar a un país magnífico del abismo al que lo llevaron la exclusión, la discriminación, y el irrespeto por la dignidad humana; el proyecto de fortalecer y hacer renacer la inmensa creatividad anulada o
dormida de todo un pueblo. Y para ello podemos y debemos ser pacientes. Si usted es elegido presidente este año, Colombia tendrá que aprender muchas cosas sobre la marcha. Y lo hará. Si usted no es elegido este año, tendremos un poco más de tiempo para preparar y madurar el maravilloso renacer de Colombia.

NO HAY MEJOR RESPUESTA QUE LA SERENIDAD ANTE LOS ENERGÚMENOS QUE TODO LO MANEJAN CON RUDEZAS E INTIMIDACIONES. COLOMBIA DEBE APRENDER A SER UNA FUERZA TRANQUILA

*Escritor colombianao. Publicado por: Olver Bolivar Quijano Valencia docente de Unicauca.

1 de mayo de 2006

Querida abuela

Qué gusto contar contigo. Cuando llego del colegio y te veo sentada viendo la telenovela de turno, cosiendo o caminando de un lado para otro, siento como se ilumina mi cara. Lo llenas todo güela.
Tienes días insoportable porque te pones regañona y anticuada, pero claro caigo en cuenta que fueron otros tus tiempos y que ya bastante esfuerzo haces para entenderme un poco a mí a mi hermano. No importa, gracia por estar, gracias por existir.
Güela, me gustan tus historias, aunque las repites muchas veces, tanto que ya me las sé casi todas. Como te conociste con el abuelo, el día de tu matrimonio –quince años tenías-, los primeros años de tus hijos y tus hijas, cuando se fueron de casa, qué sentiste cuando sólo quedó mamá contigo y las penas que yo desconozco si acumulas o digieres porque la verdad abuela, admiro tu fortaleza y amor a la vida.
Yo no entiendo como en Europa, las familias reúnen dinero para enviar a los viejos a casas de la tercera edad. Abuela hasta ese nombre me suena horrible. Yo prefiero seguir siendo “tercermundista” o de “la periferia” o como quieran llamarnos. Porque tampoco entiendo por qué el bienestar lo acompañan del individualismo que parece sinónimo de egoísmo. Nadie quiere compromisos, ni parejas estables, ni hijos, ni viejos…¡Vaya! Vaya.
Güelita, me quedo contigo, tus resabios y mi rebeldía, pero nos entendemos, nos queremos y compartimos.
Tu nieta
Julia